lunes, 25 de agosto de 2014

“La civilización democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis”. (Umberto Eco, 1997)

Si pretendemos la inserción del cine en el sistema educativo actual, el concepto de transversalidad que se contempla, permitirá aprovechar: la educación en valores, la educación artística, la comunicación humana, la historia y la práctica de la ciudadanía. El cine facilita enormemente el aprendizaje y convierte a la experiencia fílmica en una magnífica oportunidad de formación integral de la persona para la vida. El Cine ha demostrado ser sumamente útil para crear un clima de convivencia pues, aunque cada uno lo vea desde su óptica e intereses, la visión en común de una película facilita que surjan vivencias comunes y, gracias a ellas, que se abra paso el diálogo, la negociación, la comprensión. Los conflictos que se proyectan en la pantalla y se resuelven de un determinado modo, son enseñanzas de la vida y para la vida, permiten el análisis crítico de los valores y contravalores que los determinan, e incluso facilitan el cambio de actitudes.